Llegan las ansiadas vacaciones y los niños sólo están pensando en jugar, dormir hasta tarde, bañarse en la piscina o el mar y por supuesto, divertirse sin ningún tipo de responsabilidades añadidas. Sin embargo, determinados sectores de la educación y asociaciones de padres defienden que sigan teniendo una pequeña rutina durante los meses estivales. Sostienen que necesitan seguir fijando conocimientos y conservar hábitos de estudio. Por otro lado, hay quien defiende que los niños tienen que descansar y coger fuerzas para el siguiente curso. En estas posturas enfrentadas se encuentran Pedro José Caballero de CONCAPA y Jesús Salido de CEAPA.
A favor
Pedro José Caballero, presidente de CONCAPA defiende que se hagan tareas durante el verano. Ve un elemento positivo y de refuerzo en estos deberes:
—Para los padres, los deberes escolares son un elemento necesario en la educación de los hijos, especialmente si estos refuerzan las materias instrumentales, lo que ha comprendido el alumno en el colegio, porque sólo así va a conseguir fijar y retener los conceptos que le han explicado previamente.
—Hay que tener en cuenta que el estudio es una actividad que exige un trabajo continuado, y así hay que enseñarlo. Además, los deberes pueden ayudar a ir trabajando aspectos como la disciplina, el orden, la constancia, el hábito de estudio, etc.
—Hay que reforzar lo aprendido en clase, pero hay que conocer cuál es la carga adecuada a cada edad y adaptarlo a las características de cada alumno, porque sólo así se motiva al alumno y también a la familia.
—La carga adecuada sería aquella que se centra exclusivamente en afianzar o complementar la tarea del día o bien a preparar la del día siguiente, mientras que el tiempo de dedicación no debería de ser mayor de 15 minutos para Infantil y una hora diaria para Primaria, lo que se iría ampliando a medida que va aumentando el nivel educativo. En Infantil se puede aprovechar para leer con los hijos, narrarles cuentos, escuchar sus narraciones y explicaciones, hacer cálculos y mediciones, etc.
—Lo fundamental es la coordinación entre los distintos profesores y la colaboración entre los padres y los profesores.
—Además, los deberes pueden ser también un momento de afianzar la identidad familiar, cuando padres e hijos trabajan conjuntamente, teniendo claro que no se trata de «hacerles los deberes», sino de caminar juntos en el desarrollo escolar y familiar de los hijos.
En contra
Por su parte, Jesús Salido, presidente de la CEAPA, no cree que estos deberes sean necesarios. Es más, resalta las consecuencias negativas que puede acarrear esta práctica y apela a los derechos el niños para apoyar su tesis.
—Con la llegada del fin de curso las familias nos disponemos a organizar el verano según nuestros propios horarios laborales y familiares, y también condicionadas por las recomendaciones (en algunos casos instrucciones) que recibimos por parte del profesorado de nuestros hijos e hijas, mediante un listado de tareas, lecturas, trabajos, escrituras, operaciones matemáticas, ortografía, cuadernos de verano… que deben cumplimentar y en algunas ocasiones entregar a principio del siguiente curso.
—Mandar deberes para el verano, supone una práctica demasiado habitual, en ocasiones incluso a pesar de obtener unos buenos resultados académicos, y los argumentos que nos encontramos las familias son más que cuestionables ya que en ocasiones se pretenden justificar por las bajas calificaciones, a pesar de haber superado todas las asignaturas, apreciando que no se ha esforzado lo suficiente, y no merece disfrutar plenamente del verano, por lo que así no perderán el hábito al estudio, y serán más responsables y disciplinados.
—También nos encontramos con el alumnado con asignaturas suspensas que se enfrenta a un verano de estudio en solitario, sin posibilidad de resolver dudas, salvo que pueda permitirse costear una academia o clases particulares, cuando en el propio centro educativo podría recibir clases de refuerzo de las asignaturas suspensas durante el mes de julio y realizar las pruebas extraordinarias en ese mes, y pudiendo decidir cómo gestionar su propio tiempo de ocio restante.
—El alumnado español según la OMS dedica muchas horas al día a realizar deberes durante el curso escolar y ha llamado la atención sobre los perjuicios que ello supone para su salud tanto física como mental, por la presión a la que se ven sometidos diariamente por esta causa.
—La realización de deberes en un tiempo que debe destinarse al ocio personal, provoca agobio, cansancio, estrés, desmotivación frente al estudio, poco tiempo para jugar con los amigos, aislamiento respecto a la vida de su barrio.. etc.
—Sin olvidar cómo influye de forma negativa en la relación familiar ya que se reduce de una forma importante el tiempo que se comparte en familia al pasar mucho tiempo solos en sus cuartos compartiendo poco más que las comidas y cenas, y condicionando los temas de conversación familiar que se reducen casi a una única frase que se repite frecuentemente con enfados: ¿has hecho los deberes?
—Como sociedad avanzada, no debemos olvidar que el artículo 31 de la Convención Internacional del 20/11/1989 sobre los derechos del niño dice: «El niño tiene derecho al descanso, al esparcimiento, al juego, a las actividades recreativas propias de su edad y a participar libremente de la vida cultural y social…»
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